Tema comuniones 6/10

Vamos a ver.

Seguro que alguna vez has visto una de esas fotos de comunión que parecen sacadas del baúl de los años 80. Sí, esas de fondo azul, sonrisa forzada y traje que parece prestado por el vecino.

Una joya, ¿verdad?

Pero vamos al lío, que hoy toca mojarse: ¿qué es mejor para ese recuerdo que quieres que dure toda la vida?

Porque no, no todas las sesiones de fotos de comunión son iguales. Y menos mal.

Estudio: clásico, seguro y… bueno, un poco aburrido.

Es verdad. El estudio tiene su rollo: el control de la luz, fondos bien colocados, todo a la perfección. Si lo que buscas es lo de toda la vida, este puede ser tu sitio.

Pero seamos sinceras. ¿Es eso lo que quieres que tu hijo recuerde dentro de 20 años?

Exterior: bonito, natural y con riesgo de tormenta.

A ver, el exterior tiene magia. Imagínate a tu peque, vestido como un angelito, con la luz del atardecer jugando en su pelo.

Suena bonito, ¿verdad? Lo es. Pero ojo, que también puede haber viento, mosquitos y cara de “mamá, ¿me puedo ir ya?”.

Lo bueno: cada foto respira vida. Lo malo: es impredecible.

Personalizado: aquí hablamos de otra liga.

Esto es para las que no se conforman con lo de siempre. Esas fotos que capturan quién es tu hijo de verdad. Sus manías, su risa, incluso ese gesto de enfado que pone cuando le haces madrugar.

Aquí no importa si es en estudio, en un bosque o en vuestro jardín. Importa que sea único.

Como tu hijo.

Porque, al final, de eso van las fotos, ¿no? De contar su historia. De guardar un trocito de quién es ahora, para que en el futuro puedas mirar atrás y pensar: “Dios, cómo me alegra haber hecho esto”.

Y ahora, tú decides. ¿Lo clásico? ¿Lo diferente? ¿O lo que de verdad representa a tu peque?

Piensa en eso la próxima vez que veas una foto sosa con fondo azul.

Quién sabe, igual este año decides hacerlo distinto.

Escribir un WhatsApp no cuesta nada. Las buenas fotos no duran para siempre.

Elige autenticidad.
Te espero.