Tema comuniones 4/10

Vamos a ver.

Hay algo peor que una sonrisa forzada:
Una sonrisa forzada de niño.

Esa mueca de «estoy aquí porque mis padres me han obligado» es lo que más arruina las fotos de comunión. Y ahí estás tú, con tu hija o tu hijo vestido de blanco, pensando que todo tiene que salir perfecto.

Spoiler: no saldrá perfecto.
Ni falta que hace.

Las mejores fotos no tienen postureo.
Ni esos “di patata” que sueltan los fotógrafos para quedar simpáticos.
Lo auténtico sale solo.

Ahora visualiza esta escena: tu hija corriendo con el vestido al viento, jugando, tirada en el césped, riéndose como si fuera el mejor día de su vida.

¿A qué esa imagen sí la quieres enmarcada?

La clave está en crear momentos, no poses.

Y no me malinterpretes, claro que hay trucos y técnicas para sacarles el máximo partido. Pero cuando el niño o la niña lo pasa bien, cuando se sienten cómodos y olvidan que hay una cámara enfrente… ocurre la magia.

Es justo lo que hago en mis experiencias. Porque, para mí, una foto bonita no vale de nada si no tiene alma.

Así que, si prefieres ver sonrisas genuinas y recuerdos reales en lugar de plástico y pose de estatua, ya sabes dónde estoy.

¿Te atreves a cambiar la típica foto?

Elige autenticidad.
Te espero.