Tema comuniones 5/10

Vamos a ver.

La comunión. Ese momento en el que tu hija (o tu hijo) se convierte en modelo por un día. Vestido impoluto, peinado perfecto, y tú sudando la gota gorda para que nada salga mal.

Mira que lo sé.

Por eso te voy a decir una cosa: ese día pasa más rápido de lo que puedes imaginar. Parpadeas y ya estás recogiendo la mesa del banquete.

Pero las fotos…

Las fotos son otra historia.

O pueden serlo.

Claro, porque si las deja en manos del «cuñado fotógrafo» que aparece con una cámara que no sabe usar ni él, lo que tendrás serán recuerdos movidos, mal encuadrados y peor iluminados.

¿Resultado? Cada vez que las veas sentirás un poquito de rabia. Por ahorrarte cuatro perras.

Pero contrata a un fotógrafo profesional, y el cuento cambia.

Porque no solo hace fotos bonitas. Hace que te emociones cada vez que las miras. Cada sonrisa de tu hijo, cada mirada de orgullo, cada detalle… inmortalizado para que dure toda la vida.

No te lo digo para venderte la moto. Lo digo porque lo he visto con mis propios ojos: madres llorando al ver sus álbumes. Y no de frustración, que quede claro. Llorando de verdad, emocionadas porque ese día quedó grabado como se merece.

Un fotógrafo profesional no pulsa un botón, capta momentos. Momentos que, dicho sea de paso, no vuelven.

Así que ahora dime tú: ¿qué quieres? ¿Unas fotos que puedas enmarcar orgullosa o algo que escondas en un cajón porque te da vergüenza enseñarlo?

Tú decides.

Y si decides lo primero, aquí estoy.

Elige autenticidad.
Te espero.