Tema comuniones 8/10

Vamos a ver.

Las comuniones son ese momento mágico donde todo el mundo se emociona: niños con caritas de ángeles y adultos diciendo cosas como “parece que fue ayer que eras un bebé”.

Pero luego, ¿qué pasa con las fotos?

Si tienes suerte, acaban en un álbum medio decente. Y digo medio porque, seamos sinceras, la mayoría de álbumes de comunión son un atentado visual. Portadas brillantes con más lentejuelas que una verbena. Tipografías de hace veinte años. Todo muy… pasado de moda.

Este año, la cosa está cambiando.

Ahora se llevan los álbumes minimalistas. Fondos neutros, calidad impecable y ese aire elegante que no grita «comunión» a kilómetros. Porque sí, es un álbum de comunión, pero también es un recuerdo que querrás enseñar sin sentir que viajas al pasado con solo abrirlo.

La gente está invirtiendo más en calidad. Porque si las fotos son buenas, ¿no merecen algo que esté a la altura? Algo que de verdad te dé gusto ver. No esos libros que, al cabo de un año, terminan en una estantería acumulando polvo o metidos en un cajón del olvido.

Es curioso cómo, a veces, no nos tomamos en serio los recuerdos. Sacamos fotos porque sí, pero olvidamos por qué lo hacemos: para volver a sentir, para volver a ese momento.

Es lo mismo que pasa cuando te miras al espejo.

No es que no estés guapa ahora. Pero igual no te lo crees porque estás acostumbrada a verte cada día. Igual necesitas otro tipo de mirada. Una que te recuerde que ese “tú” especial sigue ahí. Que no es cuestión de pose ni de maquillaje. Es tu esencia. La que quizá no veas pero todo el mundo percibe.

Entonces, ¿quieres un álbum que cuente una historia digna?

Porque no hablamos solo de fotos, hablamos de reflejar lo que eres ahora, en este momento, sin trampas ni poses forzadas.

Piénsalo bien.

Y si quieres, dime aquí debajo. Estoy lista para escuchar lo que tienes en mente.

Elige autenticidad.
Te espero.